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Comunidad de Responsables MARIA AUXILIADORA

MI CASA SERA CASA DE ORACION

MI CASA SERA CASA DE ORACION

HACIA UNA ORACION RENOVADA

“Un cambio de vida” “La vida de oración es estar habitualmente en presencia de DIOS”

“Si conocieras el don de DIOS” Juan 4,10. 

Introducción

La oración no es un recurso para resolver problemas, ni un remedio para fines terapéuticos. La oración es “eficaz” no porque logra que se cumplan nuestros deseos, sino porque nos hace mas humanos y mas cristianos. La oración afina el alma y la hace especialmente apta para comprender a los demás.No es un invento del hombre. JESUS nos enseño a orar. El encuentro con DIOS abre nuestro corazón a la escucha sincera de la palabra y deja en el alma una atmósfera de serenidad y de paz que se trasmite a los demás. 

1. Nos centra en el.

2.  Nos libera de ese egoísmo desordenado que nos lleva a acaparar las cosas y las personas para someterlas a nuestro propio yo como a su destino último.

3. Nos ayuda a vivir en la verdad manteniendo una actitud lucida y vigilante en un entorno a veces superficial y frívolo.

4.  Nos permite integrar la vida desde una esperanza última.  La eficacia de la oración se concreta sobre todo, en nuestra conversión: “un cambio de vida” “Para que tu fe alcance una gran altura, que tu vida sea una constante oración”. 

¿Qué significa el PADRE NUESTRO? 

1.       "Padre Nuestro"

Es padre nuestro, padre de los buenos y de los malos, padre de los santos y de los pecadores, padre de los creyentes y de los no creyentes. Papá nuestro que significa que todos somos hermanos porque tenemos un padre en común.  

 2.       "Que estás en el cielo"

La expresión "estás en el cielo" significa lugar de dominio, eres el soberano, y el Rey. El cristiano no puede ser idólatra. Sólo tenemos un        Dios.

3.       "Santificado sea tu nombre"

Significa que si yo soy hijo de Dios quiero por mis obras glorificar su nombre porque el hijo honra a su padre y a su madre, siendo una persona íntegra. Santificado sea tu nombre significa que nuestras obras siempre glorifiquen el nombre de Dios. 

 4.       "Venga a nosotros tu reino"

¿Qué significa reino bíblicamente? Significa ambiente de fraternidad, de justicia, de paz; que a nadie le falte el pan de cada día, que todos seamos generosos. Reino de Dios ven ya a nuestro mundo, que nos amemos, que todos tengamos las mismas oportunidades.

Nuestro reto es hacer que aquí en la tierra el reino de Dios se haga realidad, y para eso tenemos que pedir y actuar. La oración auténtica va acompañada de acción.  

 5.       "Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo"

Tierra es todo lo temporal, es todo lo material y cielo significa divinidad, espiritualidad. Señor que se haga tu voluntad en las cosas que hago todos los días en mi oficina, en mi casa, en el parque, en el negocio como también quiero hacer tu voluntad cuando voy a misa y cuando rezo. 

 6.       "Danos hoy nuestro pan de cada día"    

Esto es que no nos falte el pan material por supuesto, pero que nos falte el pan del amor, el pan de la presencia de Dios porque si buscamos cumplir las cosas del reino lo demás nos vendrá por añadidura. El hombre es hombre cuando actúa en la tierra pero siempre mirando el cielo, pidiéndole al señor y actuando en nombre de Él, y transformando la historia para que el reino de Dios se haga realidad.

¡Qué hermoso es comer a Cristo en la Eucaristía"!

Y dice Jesús: "Quien me coma no tendrá hambre, quien me coma tendrá la vida eterna". 

También en este texto se puede aplicar la expresión hoy a algo muy sabio. Dice Jesús que tenemos que preocuparnos por el día de hoy.

Pero hay gente preocupada por tener y almacenar fortuna como si fueran a vivir 10,000 años olvidándose del amor. El hoy en definitiva es lo único que tenemos. 

7.       "Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"

¿Quién no ha ofendido a Dios hasta siete veces en un día?   aún el más santo. ¿Quién no tiene un mal pensamiento, un mal deseo o un arranque de ira o un acto de egoísmo?¿Quién no tiene algún pecado de omisión?

Señor perdonados nuestras ofensas. Dios te perdona si tú te arrepientes y si tú perdonas. 

8.       "No nos dejes caer en la tentación"

Hasta Jesús tuvo tentaciones. Los cristianos siempre seremos tentados. Lo que pedimos al Señor es que nos dé fuerza y poder en el espíritu para no caer en la tentación, pero si tu hermano confías solamente en tus fuerzas te caerás. Y la última parte.

9.       "y líbranos del mal"  Amén.

 O sea líbranos del diablo.   Pues bien Jesús nos ama, Jesús nos quiere y con: ¡ÉL SOMOS INVENCIBLES!         ¿Que quiere Dios de mi? ¿Que quiere de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestros hermanos?La oración se convierte aquí en aceptación de la misión que el Señor nos ha confiado como padres de familia, como hijos, como pastores, como responsables. Jesús, en el huerto de los Olivos, ora: “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya” Lucas 22,42.  El dialogo con Dios hace madurar nuestra disponibilidad para poner de lado nuestros pequeños intereses y entrar en los caminos de Dios, para ir al encuentro de nuestro hermanos. Podríamos afirmar que la oración es, en cierto modo, el ser mismo del hombre que se pone en transparencia a la luz de Dios, se reconoce por lo que es y, reconociéndose, reconoce la grandeza de Dios, su Santidad, su Amor, su Voluntad de Misericordia, en fin toda la Divina realidad y el Designio Divino de Salvación como se han revelado en el Señor Jesús crucificado y resucitado.  Debemos OrarLa Oración es el gemido del Espiritu Santo en nosotros, como lo dice Pablo. Pero la repetición es necesaria para que este gemido se haga un camino en nuestro corazón de piedra, lo mismo como la gotera desgasta las rocas mas duras.  Con repetir perseverantemente el Padre Nuestro o el Ave Maria, podemos esperar que alcanzaremos algún día a rezarlos en un tono tal que se armonice perfectamente con el deseo de Dios.  El mismo que esta esperando este gemido que es el único que puede conmoverlo, porque, en realidad, salió de su propio corazón.   

Oración (Encuentro)

Abre, Señor, espacios libres dentro de mí para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos. Regálame la gracia de ir adquiriendo poco a poco un corazón desprendido y vacío como el tuyo; un corazón manso, paciente y benigno. Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo y que en el camino de la cruz pueda alcanzar la felicidad y la luz verdadera. Así sea. ABBA. 

El Sentido de la Oración

DIOS no puede amarnos mas de los nos ama. Si oramos es para dejarnos transformar por su gracia y su voluntad salvadora. No es DIOS el que tiene que cambiar, sino nosotros. Por eso, no le pedimos una ayuda que supla nuestra actuación. No buscamos que nos sustituya en la solución de nuestros problemas. Lo que le pedimos es saber actuar y vivir desde su gracia, su bondad y verdad. Por eso, el verdadero orante experimenta la cercanía amistosa de DIOS de muchas maneras, independientemente de cómo se resuelvan los problemas. San Agustín nos hizo esta sabia advertencia: “DIOS escucha tu llamada, si le buscas a el. No te escucha, si a través de el buscas otras cosas”  

Confianza en la Providencia

El cristiano cree en el amor providente de DIOS. El Padre no abandona ni se desentiende de aquellos a quienes crea, sino que sostiene su vida con amor fiel, vigilante y creador. No estamos a merced del azar o la fatalidad, sino sostenidos por el amor de un Padre que quiere y busca nuestro bien. Así nos exhorta San Pedro: “Descargad en DIOS todo agobio, que a el le interesa vuestro bien” 1 Pedro 5,7.

Pero esto no significa que DIOS “intervenga” en nuestra vida como intervienen otras personas o factores. DIOS no es uno más. Es el creador del que nos esta llegando el ser y la gracia para que orientemos nuestra existencia hacia el bien. Con esa acción DIOS no se entromete en nuestra vida forzando los acontecimientos o eliminando nuestra libertad, sino que respeta nuestras decisiones y la marcha del mundo. Por otra parte, si bien podemos cada uno captar signos del amor providente de DIOS en experiencias concretas, su acción permanece siempre inescrutable. Lo que a nosotros nos parece malo, puede ser mañana fuente de bien. Nosotros no somos capaces de abarcar la totalidad de la existencia; se nos escapa el sentido final de las cosas; no podemos comprender el menor acontecimiento en sus últimas consecuencias. Todo queda bajo el signo del amor de DIOS, que nos olvida a ninguna de sus criaturas. El es el dueño de la vida y el señor del universo y sus leyes. “En el vivimos, nos movemos y existimos” Hechos 17,28.   

Oración y Vida

No siempre parece fácil armonizar vida y oración. Se debe probablemente a que tenemos una idea falsa tanto de la vida como de la oración. Pensamos que la vida consiste en estar agitados, realizando muchas actividades y que la oración consiste en retirarnos de la vida y olvidar lo que se refiere a nuestro prójimo y a su situación humana. Nada más lejos de la realidad.  

La Oración conduce a la acción.

Lucas 6,12. “En aquellos días se fue a orar a un cerro y paso toda la noche en oración con Dios” Es necesario puntualizar que no oramos para cumplir una obligación. Nuestra oración es expresión y fuente de vida cristiana. Nace de la vida y nos conduce a ella. Es falso oponer oración y vida, como si la oración no perteneciera a la vida. Al contrario, la oración es uno de los momentos fuertes de nuestra vida, un momento culminante de nuestra acción, porque desde la oración alentamos y sostenemos nuestro vivir. El encuentro con Dios centra nuestra vida en “lo único necesario”. Al abrirnos al amor del Padre encontramos en  el mejor fundamento para reconocer, amar y servir a los hermanos. 

La prueba de toda oración.

No podemos encontrarnos con Dios Padre sin encontrar en el la razón, la fuerza y el fundamento de la fraternidad humana, la indiferencia al dolor humano, hacen imposible la verdadera oración. Por eso, la prueba de toda oración es el amor. La mejor oración es aquella que nos hace amar más. “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor1 Juan 4,8. La oración necesita el espacio de la vida entera para expresarse como amor. Hermanos no amamos por ratos o de una manera intermitente. Se ama en la oración y en la vida. 

¿Hacia donde nos conduce la oración?

Quien alimenta su propia fantasía, vive al margen de la realidad, no se enfrenta a ella; se crea su propia realidad porque la otra no le gusta. La oración verdadera, por el contrario, lleva a afrontar la dureza de la vida y, lo que es más importante, a empeñarse en su transformación. Rezar al Dios del Evangelio conduce a vivir evangélicamente incluso asumiendo la cruz. 

Encontrarse con Dios mismo.

No hemos de olvidar que orar es decir “si” a Dios. No es fácil. La dificultad para decir este “si” a Dios no se disimula ni diluye tras expresiones de confianza. Este “si” a Dios exige, antes que nada, encontrarse en la oración con el mismo Dios, el Dios vivo.

En la presencia de Dios.

Toda oración verdadera comienza con un “heme aquí, Señor” que significa: “ponerse en presencia de Dios” dejar el mundo de la utilidad y de los intereses para abrirse a la presencia de ese misterio que llamamos DIOS. Son muchas las actitudes que pueden obstaculizarnos el encuentro, pero ninguna tanto como la actitud posesiva y el permanecer centrados en nosotros mismos. Orar exige descentrarnos y abrirnos al amor de Dios.

Con nuestra verdad.

La oración exige limpieza de corazón, sinceridad y transparencia. Ninguna relación verdadera puedes establecerse entre un yo falso y Dios. Mucho menos, si también nuestra imagen de Dios es falsa. Para adentrarse en la oración es necesario quitarnos las mascaras. Moisés se encontró con Dios a través de una zarza ardiente, al punto oyó la voz de Dios que le exigía quitarse las sandalias. El Señor le pedía pureza de mente y corazón, lo primero que nos va exigir es sinceridad, nos va exigir que desnudemos el alma, las autosuficiencias, los títulos, las caretas.

¿Como podríamos ir disfrazados al encuentro con Dios?

Ante el no necesitamos ocultar nuestras heridas o nuestro desorden. Tampoco tenemos por que disculparnos de nuestros pecados ni justificar nuestra mediocridad. “El sabe de que estamos hechos, se acuerda que somos barro”. Salmo 103,14.Desde esa verdad nos abrimos a el: “Señor, tu me sondeas y me conoces” Salmo 139,1

¿Como orar cuando todo parece imponer un “denso silencio” de Dios?¿Donde te escondiste?

La ausencia de Dios puede hacer florecer en nosotros una oración mas probada. Hoy resulta mas difícil rezar con palabras superficiales o repitiendo formulas de manera mecánica. “Yo no soy como los demás”. Es la hora de aprender a orar desde la espera, la paciencia y el deseo de Dios. El desposeimiento de nosotros mismos y el desprendimiento de falsas seguridades.Hermanos la vida moderna parece imponer unas condiciones poco favorables para la oración. Sin embargo hoy Dios esta también entre nosotros. Hoy, como siempre es posible encontrarnos con el.

¿Cómo alabar a Dios en un mundo donde la ciencia y la técnica parecen borrar sus huellas?

¿Como orar desde la vida agitada y dispersa de la sociedad actual que parece impedir el silencio necesario para escuchar el rumor de la trascendencia? Dios esta donde están los hombres; esta en medio de la ciudad. Además, hemos de “Vivir orando y suplicando. Orando en todo tiempo según nos inspire el Espiritu. Velando en común y perseverando en nuestras oraciones sin desanimarnos nunca, intercediendo a favor de todos nuestros hermanos” Efesios 6,18. La vida moderna refleja la grandeza y la mediocridad del hombre de hoy, sus deseos de libertad y su pecado. Sin embargo esta vida moderna puede y debe alimentar nuestra oración.

Oración de suplica e intercesión por quienes sufren, aunque sean gentes desconocidas. Oración de alabanza y acción de gracias por todo cuando significa dignificación de la vida y servicio a los más necesitados.

Oración de petición y de perdón, oración que conduce al compromiso concreto por una vida mas justa y humana parta todos. 

¿Como elevar nuestro corazón hacia Dios desde un mundo injusto?Los admirables logros de la humanidad quedan hoy empañados por la presencia de graves injusticias. No podemos orar al Padre volviendo las espaldas al que sufre. Es necesario que nos preguntemos si nuestras oraciones personales y comunitarias son encuentro con el “Padre de los pobres” o palabras con las que tratamos de escapar del riesgo de nuestras responsabilidades. El Dios a quien oramos “no olvida jamas al pobre” Salmo 9,19. Si decimos que amamos a Dios a quien no vemos y no amamos a los hermanos que tenemos a nuestro lado, somos mentirosos. 1 Juan 3,11-18; 4,11-21.La oración nos ha de ayudar a descubrir nuestro pecado y complicidad. Ha de fortalecer nuestra resistencia a colaborar con la injusticia. Esa es la promesa de Isaias: si sabes dejar libres a los oprimidos, romper cadenas injustas, hospedar a los pobres sin techo, vestir al desnudo, “entonces clamaras al Señor y el le responderá; pedirás auxilio y te dirá: Aquí estoy” Isaias 58,9.

Orar en una sociedad que necesita reconciliación.Nuestra sociedad vive hoy de manera más imperiosa la necesidad de promover un proceso de reconciliación, dejando atrás una etapa denominada por la violencia y los enfrentamientos.

¿Que significa en estos momentos orar por la paz?La oración no debe ser un tranquilizante que nos alivie de nuestra pasividad o inhibición. No rezamos a Dios para que nos resuelva los conflictos que nosotros mismos hemos generado. Al contrario, oramos para escuchar los deseos de paz que el abriga para nosotros. Si la oración es un encuentro verdadero con Dios, no lleva a la pasividad, sino que urge a buscar la paz y a trabajar incansablemente por ella. Esa construcción de la paz comienza en el corazón de cada uno. Porque en el corazón se genera la violencia y de el brotan el resentimiento, la agresividad, el fanatismo o la intolerancia. La oración purifica nuestra actitud interior y nos dispone para la reconciliación. Nos  hace más sensibles a cualquier injusticia. Más cercanos al sufrimiento de las víctimas. Mas libres para defender la verdad. Más capaces para el perdón. Si hay una oración que deba ser universal, es precisamente la oración por la unidad, dado que hace solidarios a todos los que confiesan “un solo Señor, una sola fe y solo bautismo” Efesios 4,5.Esta oración pone a dura prueba la esperanza, porque Cristo no hizo de la unidad de los cristianos una promesa, sino solo oración. En medio del gran desconsuelo por la división de los cristianos, nos dirigimos a Cristo y le suplicamos como los Apóstoles: ”Señor, enséñanos a orar”, a orar como tu, a orar en ti, con tu inmenso fervor y con la serenidad de tu paciencia, para que resplandezca la unidad que siempre has querido, la promueves en nuestro corazón de pecadores. Señor haznos entrar de tal forma en tu oración por la unidad, que todos seamos uno en ti, en tu Espiritu y en la gloria de tu Padre. Todo es posible cuando también nosotros, siguiendo el ejemplo de San Pablo, solo nos apoyamos en Cristo, en “Cristo crucificado” 1 Corintios 2,2, pues el camino hacia la unidad pasa inevitablemente por la cruz o, mejor por el corazón traspasado del Salvador. 

L’OSSERVATORE ROMANO

Edición del 28 de Enero del 2000. 

Feceva – Junio 2000.                                   

1 comentario

Sheila -

Amén!

Gracias por evangelizar a través de este medio. Dios los bendiga :)