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Comunidad de Responsables MARIA AUXILIADORA

Familiaris Consortio

Familiaris Consortio

 FAMILIARIS CONSORTIO 

La Iglesia al servicio de la familia: 1. (3)   LA FAMILIA, en los tiempos modernos, ha sufrido quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura.  Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar.  Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar.  Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales. 

El bien precioso del matrimonio y de la familia: 3. (6)  La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a conocer toda la verdad acerca del bien precioso del matrimonio y de la familia y acerca de sus significados más profundos, siente una vez más él deber de anunciar el Evangelio, esto es, la “buena nueva”, a todos indistintamente, en particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para él, a todos los esposos y padres del mundo.Queridos por Dios con la misma creación, matrimonio y familia están internamente ordenados a realizarse en Cristo y tienen necesidad de su gracia para ser curados de las heridas del pecado y ser devueltos “a su principio”, es decir, al conocimiento pleno y a la realización integral del designio de Dios.En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión, de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, asegurando su plena, vitalidad, así como su promoción humana y cristiana, contribuyendo de este modo a la renovación de la sociedad y del mismo Pueblo de Dios.

Necesidad de conocer la situación: 4. (8,9)  Este conocimiento constituye consiguientemente una exigencia imprescindible de la tarea evangelizadora.Muchos son conscientes de este peligro que corre la persona humana y trabajan en favor de la verdad. Discernimiento  evangélico: 5. (10,11,12) El discernamiento hecho por la Iglesia se convierte en el ofrecimiento de una orientación, a fin de que se salve y realice la verdad y la dignidad plena del matrimonio y de la familia.Para hacer un auténtico discernimiento evangélico en las diversas situaciones y culturales en que el hombre y la mujer viven su matrimonio y su vida familiar, los esposos y padres cristianos pueden y deben ofrecer su propia e insustituible contribución. 

Situación de la familia en el mundo de hoy: 6. (12,13) En efecto, por una parte existe una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio.En la base de estos fenómenos negativos está muchas veces una corrupción de la idea y de la experiencia de la libertad, concebida no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de autoformación, no raramente contra los demás, en orden al propio bienestar egoísta. 

Nuestra época tiene necesidad de sabiduría: 8. (15,16,17) Se plantea sí toda la Iglesia el deber de una reflexión y de un compromiso profundos, para que la nueva cultura que está emergiendo sea íntimamente evangelizada, se reconozcan los verdaderos valores, se defiendan los derechos del hombre y la mujer y se promueva la justicia en las estructuras mismas de la sociedad “nuevo humanismo”.Nuestra época, mas que ninguna otra, tiene necesidad de esta sabiduría para humanizar todos los nuevos descubrimientos de la humanidad.  El destino futuro del mundo corre peligro si no se forman hombres más instruidos en esta sabiduría.De tal Sabiduría todo hombre ha sido hecho partícipe por el mismo gesto creador de Dios.  Y es únicamente en la fidelidad a esta alianza como las familias de hoy estarán en condiciones de influir positivamente en la construcción de un mundo más justo y fraterno.  Inculturación: 10 (19) Es mediante la “inculturación” como se camina hacia la reconstitución plena de la alianza con la Sabiduría de Dios que es Cristo mismo.Para que sea clara la meta y, consiguientemente, quede con seguridad el camino, el Sínodo justamente ha considerado a fondo en primer lugar el proyecto original de Dios acerca del matrimonio y de la familia:  ha querido “volver al principio”, siguiendo las enseñanzas de Cristo. 

El hombre imagen de Dios Amor: 11. (20) Dios es amor 

Jesucristo, esposo de la Iglesia y el sacramento del matrimonio: 13. (23, 24,26) La comunión entre Dios y los hombres halla su cumplimiento definitivo en Cristo Jesús, el Esposo que ama y se da como Salvador de la humanidad, uniéndola a sí como su cuerpo.En una página justamente famosa.Al igual que cada uno de los siete sacramentos, el Matrimonio es también un símbolo real del acontecimiento de la salvación, pero de modo propio. 

Los hijos don preciosísimo del matrimonio: 14. (27,28) Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad más amplia de la familia.En su realidad más profunda, el amor es esencialmente don y el amor conyugal, a la vez que conduce a los esposos al recíproco.Al hacerse padres, los esposos reciben de Dios el don de una nueva responsabilidad.  

La familia, comunión de personas: 15. (28,29) El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia.La familia humana, disgregada por el pecado, queda reconstituida en su unidad por la fuerza redentora de la muerte y resurrección de Cristo. 

¡Familia, sé lo que eres!: 17. (33) En este sentido, partiendo del amor y en constante referencia a él, el reciente Sínodo ha puesto de relieve cuatro cometidos generales de la familia. 

El amor, principio y fuerza de la comunión: 18. (34) La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas.El principio interior, la fuerza permanente y la meta última de tal cometido es el amor. 

La más amplia comunión de la familia: 21. (39,41,42) La comunión conyugal constituye el fundamento sobre el cual se va edificando la más amplia comunión de la familia, de los padres y de los hijos, de los hermanos y de las hermanas entre sí, de los parientes y demás familiares.La comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacrificio.Ninguna familia ignora que el egoísmo, el desacuerdo, las tensiones, los conflictos atacan con violencia y a veces hieren mortalmente la propia comunión: de aquí las múltiples y variadas formas de división en la vida familiar. 

El hombre esposo y padre: 25. (47,48,49) Dentro de la comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y su función de esposo y padre.El auténtico amor conyugal supone y exige que el hombre tenga profundo respeto por la igual dignidad de la mujer.El amor a la esposa madre y el amor a los hijos son para el hombre el camino natural para la compresión y la realización de su paternidad.Revelando y reviviendo en la tierra la misma paternidad de Dios, el hombre está llamado a garantizar el desarrollo unitario de todos los miembros de la familia. 

Cooperadores del amor de Dios Creador: 28. (53) Dios, con la creación del hombre y de la mujer a su imagen y semejanza, corona y lleva a perfección la obra de sus manos.Así el cometido fundamental de la familia es el servicio de la vida.La fecundidad es el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos. 

Itinerario moral de los esposos: 34.(66,67) El orden moral, precisamente porque revela y propone el designio de Dios Creador.Pero el hombre, llamado a vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de Dios, es un ser histórico, que se construye día a día con sus opciones numerosas y libres;  por esto él conoce, ama y realiza el bien moral según diversas etapas de crecimiento.También los esposos, en el ámbito de su vida moral, están llamados a un continuo camino, sostenidos por el deseo sincero y activo de conocer cada vez mejor los valores que la ley divina tutela y promueve, y por la voluntad recta y generosa de encarnarlos en sus opciones concretas.Todos los esposos, según el plan de Dios, están llamados a la santidad del matrimonio, y esta excelsa vocación se realiza en la medida en que la persona humana se encuentra en condiciones de responder al mandamiento divino con ánimo sereno, confiado en la gracia divina y en la propia voluntad. 

Educar en los valores esenciales de la vida humana: 37. (72,73) Aún en medio de la dificultades, hoy a menudo agravadas, de la acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana.La educación para el amor como don de sí mismo constituye también la premisa indispensable para los padres, llamados a ofrecer a los hijos una educación sexual clara y delicada.

Un cometido eclesial propio y original: 50. (94) “La familia hará partícipes a otras familias, generosamente, de sus riquezas espirituales”.  

La fe, descubrimiento y admiración del plan de Dios sobre la familia: 51. (96,97) La misma preparación al matrimonio cristiano se califica ya como un itinerario de fe.El descubrimiento y la obediencia al plan de Dios, deben hacerse “en conjunto” por parte de la comunidad conyugal y familiar, a través de la misma experiencia humana del amor vivido en el Espíritu de Cristo entre los esposos, entre los padres y los hijos.

Ministerio de evangelización de la familia cristiana: 52. (98) En la medida en que la familia cristiana acoge el Evangelio y madura en la fe, se hace comunidad evangelizadora.La familia cristiana, hoy sobre todo, tiene una especial vocación a ser por testigo de la alianza pascual de Cristo. 

Predicar el Evangelio a toda criatura: 54. (101) También la fe y la misión evangelizadora de la familia cristiana poseen esta dimensión misionera católica. 

El matrimonio, sacramento de mutua santificación y acto de culto: 56. (104,105) El don de Jesucristo no se agota en la celebración del sacramento del matrimonio, sino que acompaña a los cónyuges a lo largo de toda su existenciaEl matrimonio cristiano, como todos los sacramentos que “están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios”. 

La plegaria familiar: 59. (108,109) La Iglesia ora por la familia cristiana y la educa para que viva en generosa coherencia con el don y el cometido sacerdotal recibidos de Cristo Sumo Sacerdote.La plegaria familiar tiene características propias. Es una oración hecha en común, marido y mujer juntos, padres e hijos juntos.A los miembros de la familia cristiana pueden aplicarse de modo particular las palabras con las cuales el Señor Jesús promete su presencia.  

El nuevo mandamiento del amor: 63. (115,116) La vida cristiana encuentra su ley no en un código escrito, sino en la acción personal del Espíritu Santo que anima y guía al cristiano, es decir, en  “la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús”.La familia cristiana es así animada y guiada por la ley nueva del Espíritu. 

Descubrir en cada hermano la imagen de Dios: 64. (117,118) Animada y sostenida por el mandamiento nuevo amor, la familia cristiana vive la acogida, el respeto, el servicio a cada hombre, considerado siempre en su dignidad de persona y de hijo de Dios.“Otro cometido de la familia es el de formar los hombres al amor y practicar el amor en toda relación humana con los demás, de tal modo que ella no se encierre en sí misma, sino que permanezca abierta a la comunidad, inspirándose en un sentido de justicia y de solicitud hacia los otros, consciente de la propia responsabilidad hacia toda la sociedad”. 

Agosto- 2002  

1 comentario

jesus -

quisiera saber los antesedentes de la enciclica para una mejor comprencion, byee