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LA FE SANA

LA FE SANA

La Ciencia confirma que: LA FE SANA  

Un nutrido grupo de estudiantes de medicina, ataviados con sus batas blancas, rodean la cama de un enfermo en el Hospital Universitario de Georgetown. A Tom Long lo apuñalaron en el corazón, él estomago y el bazo en una riña domestica. Después de siete intervenciones por fin le dieron de alta. Un injerto de piel le cubría la gran herida del estomago. Como esta no le sano en el transcurso de un año, en diciembre de 1999 regreso al hospital de Georgetown para que lo operaran y se la cerraran.

 Long narra lo que siente ser uno de los pocos que han sobrevivido a una puñalada en el corazón. Reghan Foley, estudiante de primer año, le pregunta: ¿De donde sacas fuerzas?Es una buena pregunta – contesta Long.Y agrega que le salvo la vida algo mas que la excelente atención medica que recibió.Se refiere a Dios.

En ese instante se pudo haber oído caer un alfiler. Los estudiantes que se habían distraído durante la lectura historial medico del paciente prestan atención. Comienzan las preguntas. “La religión y la medicina”, y dice Foley. “Lo hemos visto una y otra vez”. Y no se trata solo de la religión organizada que da fuerza a algunos enfermos. “Todo el mundo tiene algún tipo de espiritualidad”, señala. “Es lo que da sentido a la vida”. La relación entre el espíritu y el cuerpo data de tiempo inmemorial, pero cuando la medicina se convirtió en ciencia los médicos occidentales se apartaron de la espiritualidad y la fe religiosa. Hoy, la demanda de los pacientes, aunada a los estudios científicos que correlacionan la fe con la buena salud, están convenciendo lentamente una comunidad medica escéptica.

La Ciencia de la Religión 

Una ola de estudios recientes esta erosionando la muralla que divide la Iglesia del laboratorio. Los estudios han demostrado, por ejemplo, que las personas que acuden a servicios religiosos mas de una vez a la semana viven, en promedio, siete años mas que quienes no lo hacen. Un estudio realizado en 1998 por los doctores Harold Koening y David Larson, del Centro Medico de la Universidad de Duke, revelo que la gente que acude a la Iglesia semanalmente corre menos riesgos de ser hospitalizada, y de ser así su estancia es breve que la de quienes asisten con menor frecuencia.

 

Estas correlaciones pueden explicarse parcialmente por el hecho de que quienes asisten a la Iglesia son menos propensos a fumar, beber o tener relaciones sexuales riesgosas, y por lo general cuentan con un grupo social que los apoya.

Los estudios demuestran que la gente aislada es más propensa a sufrir males tanto físicos como espirituales.

Algunos investigadores que estudian la correlación entre la fe y la curación, creen que no es tan importante una explicación completa del efecto positivo de la espiritualidad en la salud. “No entendemos los mecanismos de muchos fármacos. Sabemos, de observar la relación entre causa y efecto, que si funcionan”, dice Jones. “De la misma manera, podemos observar los efectos que tiene la conciencia espiritual de una persona en su mejoría. ¿Por qué no admitir eso como prueba?”

 

“Es como el efecto de los placebos”, añade. “¿Por qué no funcionan?. Por la fe. Se trata de una fuerza poderosa”.

Como también lo es la culpa. Richard Sloan, profesor del Colegios de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, se opone a que los médicos se “inmiscuyan” en las ciencias religiosas de sus pacientes.

Si la medicina adopta la postura de que la devoción tiene un efecto en la salud, dice, esto implica que estar enfermo o no poder recuperarse se debe a una practica religiosa tibia.

 

De hecho, incluso los médicos que incluyen la espiritualidad en su gama de remedios aceptan que es muy importante recurrir a la fe solo como algo adicional al tratamiento medico, y solo en caso de que el paciente este dispuesto a hablar sobre sus creencias.

Salto de Fe. 

En 1996, a José Semmes, entonces medico de la sala de urgencias del Hospital Arlington, en Virginia, le diagnosticaron cáncer de páncreas, una enfermedad a la que solo sobrevive la mitad de los pacientes al cabo de cinco años.

Educado en la fe católica, no se había confesado desde la crisis de los mísiles cubanos. “Todos lo hicimos por si moríamos al día siguiente”, recuerda Semmes, hoy de 51 años y padre cuatro hijos.

Admite que conceptos como “equilibrio” lo hacían levantar las cejas. Pero cuando su esposa, Elonide, una pragmática mujer de negocios, pidió a la gente que rezara por él, no se opuso. Hacia poco que había leído que la meditación y la oración contemplativa aquietaban la mente. “A pesar de que el tema es controvertido, existen pruebas que el estrés afecta al sistema inmunitario. Pensé que haría cualquier cosa que lo fortaleciera”

 

El día previo a su operación exploratoria, Elonide pidió en su Iglesia que se llevara acabo un ritual de sanación. “Mucha gente me impuso las manos y cantaron himnos”, dice Joe. “Fue increíble el poder de esa comunidad”

El tumor de Semmes, que envolvía vasos sanguíneos vitales, era inoperable. Pero un tratamiento de radiación y 36 semanas de quimioterapia lo encogieron.

Entonces Semmes les pidió a los cirujanos que hicieran lo posible por extirpárselo. En enero de 1998 lo lograron, después de 11 horas de cirugía.

 

Hoy, cinco años después del diagnostico inicial, Joe Semmes no presenta ningún síntoma de la enfermedad y dice que goza de “buena energía”, aunque le extirparon casi todo el páncreas. “No quiero que nadie piense que mi mejoría se debió a la oración. Fueron la radiación y la cirugía. Pero mi estado de animo era de mucho optimismo. La sanación es un movimiento hacia la integración: despertar a lo que somos y relacionarnos amorosamente con los demás. El crecimiento espiritual que puede darse durante un colapso físico es inmenso. Yo tuve la fortuna de experimentarlo”.

Receta: ¿La Oración? 

A principios de su carrera, en los años 80, él medico internista Dale Matthews empezó a darse cuenta de que sus pacientes esperaban de el algo mas que un diagnostico físico y un régimen de tratamiento; algunos sabedores de su gran fe, deseaban que rezara por ellos.

“No sabia como hacerlo. Decidí incluir la espiritualidad en mi relación con mis pacientes luego de escucharlos, prestarles atención y ver cuanto se apoyaban en su fe”.

 

Matthews, hijo de un medico de pueblo también era un estudioso de la medicina, y nieto de un misionero, ejerce en Washington, D.C.

Usa estetoscopio, se vale de los rayos X y receta Prozac si es necesario, pero cuando redacta las historias clínicas muchas veces les hace preguntas sobre sus creencias religiosas.

 

“Es como si él tuviera una base de apoyo más amplia”, asegura uno de los pacientes de Matthews, consultor en biotecnología que padece una enfermedad autoinmunitaria crónica. A sus 47 años ya le reemplazaron la válvula aortica, le diagnosticaron la enfermedad de Crohn (un mal intestinal) y tiene que soportar las molestias de la artritis.

No le ha sido fácil vivir con una enfermedad degenerativa y potencial mortal. Comenta que ha podido sobrellevar los últimos seis años gracias a su renovada espiritualidad. Matthews a veces le escribe citas bíblicas en sus recetas y le sugiere algún recurso espiritual.

 

“Hay cierta magia en esto”, dice el paciente, cuyo mal se ha estabilizado. Pese a recaídas recientes, sostiene: “Mi fe me ha llevado a un punto en el que ya no siento que mi enfermedad sea una carga”.

Doctor, cúrese a sí mismo. 

Es posible que, en Estados Unidos, la ciencia medica este adoptando la espiritualidad porque los propios médicos necesitan creer en algo.

“Nos encontramos en un momento decisivo”, dice la doctora Christina Puchalski, profesora de medicina en la Universidad Goerge Washington.

“Los médicos tienen una misión tienen una misión de servicio: deben anteponer el bienestar de sus pacientes al suyo propio. Esta es una misión muy espiritual. Pero convertir la medicina en un negocio esta llevando a la perdida de ese sentido”

 

Médicos y pacientes, sin embargo, siguen expresando el deseo de conservar la fe. En 1996, la Asociación de Colegios de Medicina de Estados Unidos comenzó a entrevistar a organizaciones defensoras de los derechos de los pacientes, a médicos, a ejecutivos de aseguradoras, a estudiantes de medicina y a miembros de la comunidad a fin de que les dijeran que objetivos convenía que tuvieran las escuelas de medicina. Los temas más sobresalientes resultaron ser los de índole cultural y espiritual, y los relacionados con la muerte. Las escuelas ya están respondiendo a la demanda: aproximadamente 50 de las 125 escuelas de medicina que hay en Estados Unidos tienen el tema de la espiritualidad en su plan de estudios.

Los nuevos estudiantes de medicina quieren COMUNICARSE con la gente desde EL ALMA. 

En la Universidad de Georgetown, por ejemplo, los alumnos de primer año de medicina toman un curso llamado “Las Tradiciones Religiosas en el Cuidado de la Salud”. Equipos formados por clérigos y médicos ofrecen los puntos de vista de diversas creencias: judía, budista, islámica, hindú, católica y protestante.

Los estudiantes aprenden que las creencias religiosas influyen en decisiones como la eutanasia, la transfusión de sangre y el uso de fármacos y tecnologías. Se les enseña como integrar una historia espiritual a una historia clínica, y como usar los recursos religiosos si así lo determinan las necesidades del paciente.

Tratamiento integral 

Cuando Diane Rehm, conductora de un programa de radio, comenzó a perder la voz, se sometió a diversos exámenes y terapias, probo medicamentos y consulto a especialistas.

Para 1998, tras siete años de tratamientos infructuosos, su voz se torno tan débil que tuvo que dejar de trabajar. Un amigo la invito a participar en un ritual de sanación, y Rehm, quien recurre a la oración aun en sus mejores momentos, accedió. En una iglesia, su amigo, quien entonces era obispo sufraganeo, llevo a

cabo con ayuda de un colega un antiguo ritual de sanación con imposición de manos. Cuando termino su voz estaba igual, pero ella se sentía mucho mejor.

“¿Qué si sentí una descarga energía?”, dice Rehm. No. Solo me sentí en paz y con la sensación de que lo que estaban haciendo iba a ayudarme”.

 

Comenzó a acudir semanalmente al ritual de sanación. Pero no dejo de buscar ayuda medica. Dos meses mas tarde, los doctores Paúl Flint y Stephen Reich, de Johns Hopkins, le diagnosticaron disfonía espasmódica, enfermedad que afecta los músculos que producen el sonido. Le recetaron inyecciones periódicas para paralizar temporalmente sus músculos vocales sobreejercitados. Rehm también se ha sometido a sesiones de acumputura. Hasta ahora, el tratamiento ha funcionado.

 

“La sanación puede venir en forma de aceptación, de tratarse uno mismo y a otros de un modo distinto, de mantener un sentimiento de paz ante la aflicción”, dice Rehm quien hace hincapié en que la fe es un complemento del tratamiento medico.

“Las enfermedades tienen una base física”, señala el psiquiatra Jones, “pero existe una jerarquía: el nivel físico, el emocional, el intelectual y el espiritual”. Jones prevé una cambio sutil en la practica de la medicina: de tratar la enfermedad a tratar integralmente a la persona.

 

“Los avances de la ciencia han sido increíbles”, dice la doctora Puchalski. “Hemos aumentado la esperanza de vida en casi dos tercios en el siglo XX, y esto se debe principalmente a la ciencia. Pero hemos puesto todos nuestros huevos en canasta. La ciencia no lo explica todo. El vinculo de confianza que debe haber entre él medico y su  paciente no se produce si aquel solo se concreta en el aspecto físico”, añade. “No es algo que lleve tiempo; se trata de entrar a la sala de auscultación con el corazón abierto”. En otras palabras, no se trata de sanación por la fe, sino fe en la sanación.

El cielo puede esperar 

Existen cientos de estudios que documentan la relación entre la fe y la salud. Estos son algunos de los efectos favorables de la devoción.

 

Una vida más larga. Un estudio realizado entre 1987 y 1995 en Estados Unidos con 21,000 personas revelo una diferencia de siete años en la esperanza de vida entre quienes nunca iban a la iglesia y quines iban mas de una vez por semana.

 

Bienestar general. En un estudio dirigido por el epidemiólogo Jeft Levin, los adultos mayores que se consideraban religiosos tenían menos problemas de salud y su vida en general era mejor que la de los no religiosos.

 

Mayor capacidad de recuperación. Los pacientes que encontraban consuelo en su fe tenían tres veces más probalidades de seguir con vida seis meses después de una operación a corazón abierto que aquellos que no lo encontraban, según una investigación de 1995 llevada a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad Dartmouth.

 

Buena salud mental. La asistencia a algún lugar de culto esta relacionada con tasa mas bajas de depresión y angustia, según un estudio de 1999 hecho por la Universidad de Duke entre casi 4000 adultos mayores.

 

Menor estrés. El estrés hace que suba la presión arterial y los ritmos respiratorio y cardiaco, lo que somete el organismo a un esfuerzo adicional y debilita el sistema inmunitario, dice el doctor Herbert Benson, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harward. En diversos estudios, Benson ha descubierto que se puede producir una reacción contraria combinando dos pasos: repetir una oración, palabra, sonido, frase o movimiento, y hacer caso omiso de otros pensamientos. La meditación, la oración, el tai chi y el yoga producen un estado más saludable.

1 comentario

Carlos Alberto Domínguez Sánchez. -

Agradeceremos oren por 3 Hermanas que se encuentran gravemente enfermas.Sus nombres son: Flora de la Cruz Arias,María de Lourdes Palacios Vidal,y Cristina Pancardo Palacios.
Por la conversión de Dora María Martínez Vázquez y Familia.
Finalmente pido oren por las Necesidades e Intenciones de oración de:Carlos Alberto Domínguez Sánchez,servidor.
Que Dios les bendiga !